En este año de pandemia se nos mezclaron trabajo, colegio y casa, lo que revolvió toda la rutina a la que estábamos acostumbrados. Por eso, resulta fácil olvidarnos de dar espacio a las vacaciones.
Pero ¡OJO! El tiempo de descanso es clave para sanar todo el estrés y la hiper-conectividad que vivimos en cuarentena. Además, las vacaciones nos reparan físicamente, mejoran la capacidad de juicio y decisión, y aumentan la productividad y concentración.
Desde un punto más psicológico, Verónica Puig V., psicóloga y fundadora de Waiting Co., recomienda darse tiempo para el ocio, dejar de hacer y de cumplir, dedicarnos a temas que nos entretienen y revitalizan, pero que nos generan un descanso más “activo”.
Para los niños, también ha sido un año difícil. Si bien estamos con sobredosis de hijos en la casa, la verdad es que el tiempo de calidad que hemos tenido con ellos ha sido bastante bajo. No tuvimos tiempo para jugar con ellos, ni ellos para jugar con sus amigos.
Jugar con los niños tiene beneficios para ambas partes. Se potencia la unión padre/hijo, aumenta el autoestima y las capacidades de aprendizaje de los niños. Los padres vamos aprendiendo de nuestros niños, de sus gustos e intereses, además de ir transmitiéndoles valores, como la tolerancia a la frustración, la confianza en ellos mismos y el respeto hacia los demás.
No significa que debemos dedicar todas las vacaciones a jugar con ellos y olvidarnos de nuestros propios tiempos, pero dedicar sólo 20 a 30 minutos a jugar con ellos, basta para desarrollar todos los beneficios asociados a esta actividad.
¡Re-conectemos con nuestros niños a través del juego en estas vacaciones!