Ahora que no podemos salir a pedir dulces quizás podamos crear una nueva tradición, en la que recordemos de dónde venimos y quiénes nos cuidan desde el otro lado.
Celebrar es un acto sanador y un factor protector para los niños y para toda la familia, una instancia para valorar, conversar y para volver a conectarnos.
¡Tanta magia hay en celebrar! Desde la idea, la inspiración, la preparación … Crear ambientes y celebraciones únicas en torno a momentos importantes, es como vivir en un mundo de magia y amor.