El conejo es una de las imágenes por excelencia de la fiesta de Pascua de Resurrección. Su tradición está asociada a rituales de celebración de la fertilidad que se hacían en el norte de Europa en los tiempos pre-cristianos. Actualmente, es un símbolo que se utiliza para celebrar la esperanza de la vida, después de la resurrección de Jesús en Semana Santa.
Para esta Pascua queremos destacar “la ilusión”. Ésta no tiene que ver con el materialismo o la alegría de obtener algo; es un concepto que va mucho más allá.
La ilusión ocurre cuando los niños sienten esperanza y perciben que hay algo que les genera sentimientos positivos. Puede ser un proyecto, un sueño que quieren realizar, un plan familiar, un paseo, etc. Esta ilusión debe alimentarse y mantenerse en la infancia, así como a lo largo del tiempo, para el buen desarrollo de las habilidades emocionales de los pequeños, hoy, y futuros adultos.
A través de la fantasía los niños son capaces de creer en un mundo de ensueño, lo que permite que su creatividad e imaginación se desarrollen correctamente, siendo un gran aporte a su evolución cognitiva.
A decorar, ambientar, jugar, soñar... ¡llenemos de ilusión esta Pascua!