El 14 de febrero es el Día de los Enamorados por excelencia. En todo el mundo las parejas se preparan sorpresas, se hacen regalos y comidas románticas, en definitiva, celebran el amor.
Muchas historias y leyendas explican su origen, siendo la más popular la de San Valentín de Roma, religioso que defendía y casaba jóvenes enamorados en la Antigua Roma del siglo III.
Pero San Valentín no tiene por qué ser una celebración exclusiva de los enamorados, ¿por qué no celebrarlo en familia, y dar a los niños la posibilidad de expresar y recibir amor de una forma especial?
Hay tantas maneras de expresar cariño a los hijos. Un clásico, los besos y abrazos. Escucharlos atentamente, dejar todo de lado y concentrarse solo en ellos, es algo tan básico, pero cada vez más dificil de practicar, que pudiera ser una excelente forma de demostrar cariño. Jugar, contarles un cuento, preparar en conjunto la comida, cualquier actividad en que la atención esté puesta cien por ciento en ellos, también son buenas maneras de transmitir afecto.
Para celebrar el Día de San Valentín, podemos preparar una sorpresa, decorar algún espacio donde podamos compartir un tiempo en familia y aprovechar para dar gracias a los niños por lo que aportan o por alguna cualidad en especial.
Además, es un momento perfecto para trabajar valores como la amistad, el respeto y el compañerismo.